viernes, 25 de mayo de 2007
El amor nos destrozara
Era 1976, y se fue a ver a los Sex Pistols, y como buen chico punk se puso su franela blanca en la que pinto a mano su palabra favorita, Hate. Se encontró con los integrantes de Warsaw, que es lo mismo que Varsovia, la capital Polaca, y la historia cambia. Nace Joy Division, nombre que es tomado de las barracas de los campos de concentración en donde las prisioneras eran obligadas a prostituirse para placer de los nazis.
Ian Kevin Curtis sufría de epilepsia, y sobre el escenario desarrolló su baile que recordaba sus sufridos taques, tanto así, que sus compañeros y el publico punk ingles no sabían si era su baile o si tenía un severo ataque.
Su viva, sus canciones, sus poemas, hipnotizaban con su tono depresivo y seco, haciendo entender a todo el mundo que cantaba sobre su propia vida, su desesperación. “El amor nos destrozara”.
Una tarde, el día antes de su primera gira internacional, un día como hoy, se puso a ver de nuevo su película preferida, la alemana Stroszek, donde el protagonista sufre la inadaptación a la civilización, la exclusión a ser distinto en la sociedad humana. Termina la película, y nuestro protagonista, Ian, se ahorca en la cocina, mientras en el fondo suena The Idiot, the Iggy Pop. Apenas tenía 23 años.
Como buen chico punk, cumplió el dicho: vive rápido y muere joven.
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